Me viste incluso antes de que me viera a mí misma,
escondida entre la luz y la oscuridad.
Me reclamaste mientras me liberabas,
libre de mi pasado, libre de mi futuro.
Me pusiste un collar para que no siguiera
caminando desnuda por el mundo.
Me posees porque fue inevitable,
estaba escrito, aunque suene inimaginable.
Me atas a la tierra
mientras nuestra magia recorre el cielo.
Me manejás, porque soy tu Pain Doll
y estoy a tu disposición.
Me vestís, llevándote el peso del estrés,
porque, tercamente, sabés mejor.
Me regalás dulce dolor cada día,
que trae placer y paz.
Me pintás, porque soy tu lienzo,
tu hoja en blanco, tu obra de arte.
Me nombraste, me hacés ser
cada día, cada sonrisa, cada lágrima,
cada pedacito de alegría o de frustración.
Y soy tuya, tu única Pain Flower,
mientras me quieras tener.