Crecí escuchando que mi cuerpo estaba mal, fuera de forma, enfermo. Que tenía que tener vergüenza del mismo, esconderlo bajo mis ropas y dejarlo dentro de mi casa. Sin embargo, crecí con mi cuerpo permitiéndome tocar música, leer libros, mirar películas y series, practicar deportes, tener sexo, enamorarme, desenamorarme, viajar a distintos lugares, estudiar una carrera y tener un trabajo que amo.
A pesar de lo que muchos pueden pensar, mis análisis salen bien. No voy a correr una maratón, pero puedo caminar 30 kilómetros en un día con facilidad. Así que esta soy yo, mostrándome en mi propio tiempo. Podes verme o dejarme debajo de tus etiquetas, pero no me voy a esconder más.