El dolor es el regalo innombrable,
oculto tras el vidrio esmerilado
de la cotidiana vie en rose,
el placer en el corazón
de las tareas rutinarias,
y los minuciosos entrenamientos que duran horas.
El dolor es la confianza sagrada
que pongo en vos, y vos en mí
en cada palabra, cada momento,
cada silencio, cada caricia.
El dolor es la entrega de mi cuerpo,
mi mente, mi nombre
yo siendo tuya…
mi carne, tu pain flesh.
El dolor es el pincel con el que pintas este lienzo viviente,
haciéndolo florecer en rojos, púrpuras y amarillos,
en la superficialidad de la piel
y la profundidad de las marcas.
El dolor es el juicio y la absolución,
la causa y la consecuencia,
la oscuridad y la luz,
el principio y el fin,
la muerte y el renacimiento.