Siento el aire sobre mi piel
una quietud nueva
ni una molécula de oxígeno en movimiento
una pausa silenciosa,
un respiro momentáneo.
Es el poder de tus órdenes,
el silencio de las palabras
que no necesitás decir
porque entiendo,
a pesar de mis preguntas,
a pesar de mis ansias.
Es la calma de tu confianza
construyendo puentes,
acercándonos,
desvaneciendo la distancia
entre tus manos y mi piel,
entre tu pincel y mi palidez.
Es el fervor de tu cuidado
que permite que mis partes se junten
una al lado de la otra,
una dentro de la otra,
una sobre la otra,
todas en el lugar correcto,
correcto para este momento,
sin importar el futuro.
Sos vos, viéndome
bajo todas las capas,
bajo mi piel,
desnuda,
libre.