Te siento detrás mío,
el calor que radias,
el apoyo que tu cuerpo me da,
la firmeza, la confianza.
Siento tu mano sosteniendo mi “pain tit”,
y tu voz en mi oído… 10 golpes… 20 golpes…
Y llegan,
uno, dos, tres… uno tras otro,
dosis de dulce dolor,
pequeñas partecitas de placer.
A veces tu mano, a veces un instrumento,
pero todo es una extensión de nosotros:
Yo, tu Pain Doll,
vos, mi Master, mi Señor, mi Perverso.
Los siento otra vez, y otra,
y el mundo es como se supone que debe ser
en este, nuestro momento de realidad,
cuando todas las dudas se convierten en polvo
y la claridad es abrumadora.
Nunca va a haber otra manera…
así es como debe ser,
los dos dando, los dos recibiendo,
la satisfacción del dolor, la realización de la confianza,
el éxtasis de ser tuya.