Los ojos,
miran, y miran,
miran hasta que se vuelven manos
que agarran lo que no es suyo,
lo que fue forzado, y mentido,
intimidado bajo falsos sueños
de verde y libertad.
Las manos,
agarran, y agarran,
agarran hasta que son garras y dientes
desgarrando la carne,
arrancando, rompiendo, dividiendo
lo que alguna vez fue un todo.
Las garras y los dientes,
desgarran, desgarran,
desgarran hasta que no queda nada
más que rastros online ocultos del sexo, del abuso,
y de la codicia que corrompe sus mentes.